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MÉXICO Y CENTROAMÉRICA
MÉJICO
El español está sometido a una considerable variación por motivos regionales, sociales y
étnicos. Allí los contactos entre el español y las lenguas indígenas alcanzaron una proporción
bastante alta.
Lingüísticamente, no todo el territorio se puede considerar mejicano. Chiapas y Yucatán
pertenecen al español centroamericano. Del mismo modo, el español mejicano pervive en las
tierras que pasaron a EEUU.
Junto a la variedad de Ciudad México (el habla
chilanga)
coexiste la variedad
norteña
(la
típicamente asociada a Méjico, la de las películas y las rancheras). La pronunciación
yucateca
es característica de los hablantes bilingües de maya y español del Yucatán. Las zonas
caribeñas de Veracruz y Tabasco comparten rasgos fonéticos con las hablas caribeñas, al igual
que Acapulco, en las tierras bajas del Pacífico. Por otra parte Oaxaca y los dialectos rurales
del noroeste también tienen particularidades que los separan del español del interior.
Los mejicanos basan las diferencias dialectales sobre todo en la entonación, pero los
dialectólogos han recurrido a la fonética y, en segundo lugar, al léxico.
A pesar de que en el territorio de Méjico se hablaban muchas lenguas indígenas, el nahua se
convirtió en la predominante y en la que más ha influido en el español mejicano, gracias a que
se extendía por una gran zona, que llegaba hasta Costa Rica, y porque los españoles (la
administración y el clero) fomentaron el uso del nahua entre otros grupos lingüísticos.
Además se convirtió en una lengua con tradición escrita. En muchos lugares se llegó a
establecer un bilingüismo duradero.
Fonética
Rasgos generales:
Todo Méjico es yeísta.
En Oaxaca se observa, aunque estigmatizada y en retroceso, una pronunciación
fricativa rehilada de /y/ ([ž]), sobre todo tras /s/: [las žeguas].
Los bilingües de muchas regiones (Yucatán, por ej.), neutralizan /r/ y /rr/ en favor de
la primera.
Entre los habitantes de Ciudad de México [ž] para /rr/ se considera una variante de
prestigio, sobre todo en la clase media y alta.
Existe una tendencia a relajar /e/, especialmente en sílabas cerradas finales ([despús]).
/-n/ final de palabra es alveolar en el interior y velar en Yucatán y las costas del Caribe
y del Pacífico.
Méjico central:
/y/ posee cierta fricación palatal y se resiste a la desaparición.
Altas tasas de reducción y elisión de las vocales átonas, en especial la /e/ y en contacto
con /s/.
En el sur /r/ final de sílaba se suele pronunciar como una sibilante.
/x/ recibe una pronunciación velar o postpalatar audible.
En Oaxaca /s/ ante oclusivas sordas (p, t, k) se pronuncia a veces como [š].
Rara vez cae o se aspira la /s/ final de sílaba. Este hecho, combinado con la reducción
de las vocales átonas, da a la [s] una prominencia especial.
Noroeste de Méjico:
En buena parte se reduce la /s/ en tasas comparables a las de Centroamérica. En
ocasiones se oye una [θ], y también una aspiración (estigmatizada) de /s-/ inicial de
palabra.
Yucatán:
Muchos hablantes pronuncian /-n/ final como [m]: [yukatám]. Es común entre los
jóvenes y se propaga entre la clase media.
/y/ es débil y está sujeto a elisión.
/s/ es resistente, pero a veces se aspira o cae.
Una oclusión glotal suele separar las palabras, con lo que [los?años] y no [lo sa ños].
Las vocales acentuadas tienden a alargarse, las átonas no se reducen.
/b, d, g/ oclusivas.
Las oclusivas sordas se suelen sonorizar en contacto con nasales [fiõga].
/x/ es una [h] débil.
Dialectos costeros: Veracruz/Tabasco y Acapulco:
/-n/ final de palabra es velar.
/-s/ final de sílaba está debilitada; sin embargo, la atracción de las hablas del centro de
México está provocando que los hablantes cultos comiencen a mantener la /s/
sibilante.
/x/ es una [h] débil.
En los estratos sociolingüísticos más bajos de las zonas rurales se produce una
neutralización de /l/ y /r/ finales de sílaba, así como la pérdida de /-r/ final en los
infinitivos.
Morfología
es el pronombre familiar; en ciertas zonas de Chiapas, que formó parte de la
Capitanía de Guatemala, se sigue empleando
vos.
No más
con el valor de `sólo´:
No más quería platicar.
Mero
`el mismo´:
Está en el mero centro.
Ya mero
`casi´:
Ya mero me caigo.
Hasta
se utiliza para referirse al comienzo de un evento.
El diminutivo en
-ito
es el más habitual. En Chiapas es más frecuente
-illo,
que se
pronuncia [ío].
Sintaxis
En muchos casos se ha neutralizado la oposición indefinido / pret. perfecto, con lo que
se escucha
¿Te golpeaste?
Posesivos redundantes en las zonas bilingües:
su papá de Pedro, me dieron un golpe
en mi cabeza.
En Yucatán y Chiapas art. indefinido + posesivo:
le da una su pena decírtelo.
Los bilingües con poco dominio del español suelen usar un
lo
pleonástico:
¿no te lo da
vergüenza?,
o por reduplicación del OD:
lo compramos la harina.
En los dialectos en que se produce la duplicación de clítico con
lo
se puede responder
a una pregunta con la repetición del verbo principal y sin OD explícito: —¿Tienes
hambre? —Tengo; —¿Son baratas estas tus manzanas, vos? —Son.
Léxico
Conserva un conjunto de arcaísmos.
Los indigenismos apenas rebasan los 300, muchos de ellos del español general americano:
aguacate, chicle, chocolate, mezcal, tequila, nopal, petate...
¿mande? - para pedir que se repita algo que no se ha entendido.
que tan + adj:
¿qué tan grande es?
mucho muy - para formar el superlativo coloquial:
mucho muy importante.
ándale - vamos, de acuerdo, de nada
bolillo - extranjero blanco
chamaco - niño pequeño
güero - de piel clara
huerco - niño pequeño
órale - vamos, venga
padre - muy bueno, estupendo
pinche - maldito
(No entiendo este pinche capítulo).
úpale - para levantar objetos
GUATEMALA
Contó con una intensa presencia española, pero como la capital estaba situada en un extremo
de la Capitanía, su influencia no se dejó sentir por todo el territorio.
La población indígena, numerosa y dispersa, apenas se hispanizó. Aún hoy el español se
utiliza poco en los pueblos pequeños.
La dificultad de las comunicaciones hizo que el español de Guatemala se desarrollara aislado
de las novedades del resto de las hablas hispana, con lo cual hoy se detectan numerosos
arcaísmos.
En el territorio conviven numerosas lenguas indígenas, de la familia maya-quiché, sobre todo,
que sólo han dejado en el español algunos elementos léxicos, eso sí, de uso normal.
Fonética
/x/ es una [h] débil que suele caer.
/y/ intervocálica cae en contacto con /i/ o /e/.
Aunque /b, d, g/ reciben una pronunciación fricativa en posición postconsonántico, /d/
intervocálica se resiste a la elisión.
/r/ final de sílaba se asibila, aunque es una pronunciación que se pierde entre los hablantes
urbanos jóvenes.
/rr/ recibe una pronunciación fricativa, que puede ser [ž] o sonidos similares.
/-n/ final de palabra se velariza, pero se mantiene la alveolar en posiciones prevocálicas con
más frecuencia que en otros dialectos centroamericanos.
/s/ final de palabra y de sílaba se resiste al debilitamiento.
Morfología
Uso de
vos.
Sintaxis
Estructuras como
una mi amiga,
idénticas a las salvadoreñas. Se ha hablado de influjo maya,
pero también puede ser un arcaísmo, porque construcciones similares aparecían en el español
antiguo.
Léxico
En comparación con otros dialectos de Centroamérica, tiene pocas palabras de origen nahua,
pero sí más del maya.
canche - rubio, de piel clara
chapín - guatemalteco
chirís - niño pequeño
chirmol - salsa de tomate
trobo - borracho
zafada – excusa
EL SALVADOR
El español de El Salvador es muy similar al de sus países vecinos, Honduras y Guatemala,
debido a que sus perfiles demográficos son parecidos. En general, se pueden definir los tres
países como estancados, lingüísticamente, en la lengua postcolonial.
El hecho de que El Salvador no posea costa caribeña, el que no fue un destino principal de los
colonos, el que la mitad de la población indígena muriera por las enfermedades, las luschas
contra los españoles o los trabajos que estos les impusieron, el que casi el 90% de la
población es mestiza, el estrecho contacto entre españoles e indígenas, el que hay
salvadoreños negros hispanohablantes y la dominación económica y cultural extranjera
configuran una variación lingüística considerable en un pequeño territorio.
Esencialmente la variación no se perfila diatópicamente, sino que obedece a la oposición
rural-urbano.
A través de la
encomienda,
El Salvador se convirtió en tierra de enormes latifundios,
propiedad de españoles
(las catorce familias),
en los que trabajaban las familias indígenas.
En la sociedad salvadoreña muy pocos pueden traspasar las barreras sociales, con lo cual son
los hablantes rurales e incultos los que definen el español salvadoreño.
Incluso el español de las clases privilegiadas se ha visto marcado por el aislamiento cultural y
el limitadísimo acceso a la educación. En El Salvador no había ni periódicos, ni libros, ni
escuelas. Se dio la paradoja que los administradores no fueron parte de la elite cultural de
otras colonias: la lengua de los actos oficiales no era el español culto. Por tanto, como en
Honduras, no ha habido posibilidad de que se desarrolle una norma culta o un estándar urbano
culto que ejerza su influencia.
Hoy hay un pequeño sector que ha estudiado en México, España o EEUU y que utiliza un
español poco marcado dialectalmente y una gran mayoría de la población que se caracteriza
por su lengua vulgar y rural.
Fonética
/b, d, g/ suelen ser oclusivas tras consonantes no nasales.
/y/ intervocálica es débil y cae con frecuencia en contacto con /e/ e /i/. Se produce
también la inserción de una [y] ultracorrecta en los hiatos.
/-n/ final de palabra se velariza al final de sintagma o de vocal.
Entre salvadoreños rurales se puede oír una [q], acompañada a menudo de una fuerte
nasalización. Es una variable de /s/, sin ninguna distribución sistemática y que en
absoluto se corresponde con el patrón castellano.
/-s/ final de palabra se suele reducir a [h], aunque con variación sociolingüística.
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