Sánchez, Isabel - Tras Las Huellas de Charlot.pdf

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C A P Í T U L O
I
Charlot, el sin hogar mítico
Existe una diferencia marcadísima entre todos los hombres y Charlot. Todos
los hombres se ríen de los peces de colores y Charlot se llora de los peces de
colores.
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... Y Charles Chaplin creó a Charlot.
Y Charlot se convirtió en un hé-
roe del celuloide con los bolsillos agujereados de tanta realidad. Nuevo
héroe del siglo XX: un sin hogar dispuesto a hacer reír. Y a soñar...
Se han derramado ríos de tinta para explicar el misterio de Charlot y pa-
ra descubrir el otro rostro que se ocultaba detrás del personaje, el hombre
de carne y hueso, el artista: Charles Chaplin. El misterio sigue ahí, intac-
to, dispuesto a que cada cual lo desmenuce y analice. Nosotros, en este
estudio, queremos centrarnos en la figura de Charlot como hombre de la
calle. Y de eso, su creador sabía mucho.
Charles Spencer Chaplin nació el 16 de abril de1889 en East Lane (Wal-
worth), un barrio humilde de Londres. Tuvo muchas vivencias duras du-
rante su infancia y adolescencia y nos las narra él mismo o las leemos en
las biografías sobre el artista. Nunca olvidó sus orígenes.
Me acordaré siempre de Lambeth y el desván del número tres de Pownall
Terrace, donde viví de niño. Me vuelvo a ver subiendo los tres pisos para
vaciar la basura. Vuelvo a ver a Huley, el dueño del colmado de Chester
Street, donde iba yo a comprar cinco kilos de carbón y un penique de
hierbabuena. Todo eso se conserva en mi memoria, el Lambeth que yo
abandoné, su miseria.
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El niño Charles creció en el sur de Londres, en un barrio en el que vivían
numerosos actores de
music hall
de la era victoriana (según unas fuentes es
Kennigton y otros señalan Lambeth). Terenci Moix escribió:
Éste era un barrio habitado y concurrido por los componentes de la vieja fa-
rándula londinense: cantantes callejeros, actorzuelos de compañías de re-
pertorio, músicos y cómicos del music hall y las variedades... una pintoresca,
desesperada fauna que medraba en la semi-indigencia de los que no han
llegado a triunfar y se ven obligados a vender su arte por cuatro perras.
Sus padres eran artistas. Hannah Chaplin –conocida en los escenarios co-
mo Lily Harley– y Charles Spencer Chaplin padre formaban pareja en los
espectáculos teatrales. El alcoholismo del padre fue minando las relaciones
familiares. Al poco tiempo de nacer Charles, la pareja se separó. El padre
del actor más famoso del mundo murió alcoholizado a los 37 años, cuan-
do el niño contaba con 12 años. Hannah sucumbió al fracaso, la miseria,
las enfermedades y las tensiones... perdió la cordura por lo que tuvo que
ser internada largos periodos en manicomios. Mientras, tanto Charles Cha-
plin como su hermanastro mayor Sidney (que trabajaría al lado de Char-
les Chaplin y aparecería como actor en cortos tan importantes como
Vida
de perro
o
Armas al hombro)
pasaban temporadas en orfelinatos, otras
instituciones de caridad o en las calles londinenses sobreviviendo.
En un corto periodo de tiempo, Charles Chaplin vivió experiencias que pa-
recen sacadas de un libro de Charles Dickens. Le salvó la pasión por el te-
atro, por el mundo del
music hall
que heredó de sus padres, por los
escenarios... Charles Chaplin debutó como cantante a los cinco años en un
local de mala muerte y ya no abandonó el mundo del espectáculo. Según
cuenta David Robinson, especialista en Charles Chaplin, en un artículo de
1987 titulado
El misterio del vagabundo:
Años después contó a su hijo que, durante estos duros años, cuando fre-
cuentemente no sabía dónde iba a encontrar su siguiente comida, sostuvo
su espíritu diciéndose a sí mismo que un día sería el actor más grande del
mundo. Extrañamente, tal vez porque sus padres eran actores, nunca pa-
reció tener la menor duda de su destino de actor.
A los 17 años ingresó en la compañía de Karno gracias a su hermanastro
mayor, Sidney Chaplin, que ya estaba contratado. Fred Karno era propie-
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tario de diversos conjuntos de music hall que hacían giras por muchísimos
países. Allí Charles Chaplin se formó más como artista hasta que cruzó el
Atlantico. En su segunda visita (1912) a EEUU, a Mack Sennett no le pasó
desapercibido este actor inglés del
music hall.
A partir de enero de 1914,
Charles Chaplin empezó a trabajar en las comedias de la Keystone... y na-
ció el mito.
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Su infancia le hizo conocer varios aspectos que en un futuro enriquecerían
tanto al personaje de Charlot como los argumentos donde se desenvolvía
el pequeño vagabundo. El mundo donde se movía su personaje recreaba
lo que él había conocido de cerca. Por eso, Charlot sabe muy bien lo que
es el hambre y muchos de sus gags se refieren a esa injusticia social. Las
instituciones de caridad, las misiones, la religión, las instituciones de ayu-
da social como orfelinatos, hospitales, albergues... no salen muy bien pa-
rados ni en los cortos ni en los largometrajes que protagoniza Charlot.
Aquellos que ostentan el poder, como los policías, son enemigos del sin ho-
gar. Las autoridades locales, los millonarios y los burgueses adinerados son
objeto de burla en sus apariciones en las aventuras de Charlot.
Dolores Devesa en su interesante artículo
El vagabundo y las damas
(Los
personajes femeninos en el cine de Chaplin)
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señala que las vivencias jun-
to a su madre Hannah pudieron influir en la creación de la imagen de una
mujer desvalida, maltratada por el sistema o los poderes opresivos. Esa
imagen la encarnaría a la perfección Edna Purviance
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en más de 30 pelí-
culas.
Edna será la joven maltratada por un padre posesivo, por un marido ego-
ísta, por un jefe despótico, por un policía abusivo. La joven enferma sin me-
dios que hagan posible su curación. Siempre se verá amparada en su
soledad, en su desgracia por el vagabundo, por el borracho, por el des-
heredado de la fortuna, el despreciado por la soiedad que se las arregla
para conseguirle un final feliz.
Sin embargo, el homenaje desnudo de Charles Chaplin al mundo que co-
noció en su infancia, a ese barrio londinense donde los artistas del
music
hall
sobrevivían, lo haría con una película dialogada y con un personaje
distinto al de Charlot. Nos situamos a principios del siglo XX en Londres,
un viejo y alcoholizado payaso, Calvero, regresa a su edificio donde vive
en un cuarto humilde. Salva del suicidio a una joven bailarina, Teresa
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(Claire Bloom).
Candilejas
(1952) re-
crea perfectamente el mundo en el que vi-
vieron los padres de Charles Chaplin. Calvero
muestra el rostro desnudo de Charles Chaplin. Rea-
liza una reflexión sobre el arte, la vejez, el amor, la dig-
nidad, la vida, la muerte, el miedo, el triunfo y el fracaso.
Habla de hombres y mujeres supervivientes en un mundo injusto y
cruel. Calvero recupera los viejos tiempos, los viejos temas en los que an-
daba Charlot... pero con gotas de melodrama. El payaso alcoholizado
proteje a alguien más débil, a la joven Teresa. El payaso no para hasta
que la joven vuelve a bailar y triunfa. Calvero la convence de que el amor
entre ellos es imposible y la echa en brazos de un joven galán (Sidney
Chaplin jr). Ese amor se transforma en platónico. El payaso anciano bus-
ca su dignidad y sobrevive, si es necesario, como músico callejero. Aquí
su elemento inseparable no es el bastón sino un violín. Calvero recupera
el arte de la pantomima junto a un viejo compañero de fatigas (el gran
Buster Keaton) y regalan un número de piano y violín. De objetos rebel-
des, de rostros perplejos. Vuelve el éxito de los viejos tiempos... pero a
Calvero se le agota el reloj. Esta película es un melodrama de los de siem-
pre, y el viejo payaso muere viendo el triunfo y el arte de su amada: el es-
pectáculo debe continuar.
Candilejas
fue la última película que el famoso
director rodó en EEUU. Después, empezó su triste exilio a Europa. Su re-
greso.
Charlot ‘ingrediente a ingrediente’
Sólo hay algo claro: Charlot es un personaje universal. Su bombín, sus
enormes zapatos, sus pantalones, su bastón, su manera de andar se iden-
tifican en todos los rincones del mundo. En múltiples artículos y libros so-
bre el artista relatan que su indumentaria provenía de diferentes actores
de la primera compañía cinematográfica donde trabajó, The Keystone
Film Company, del popular actor y productor Mack Sennett. Los anchos
pantalones pertenecían al popular Fatty Arbuckle
5
, la chaqueta pequeña
era de Charles Avery
6
, el sombrero hongo lo cogió del vestuario del sue-
gro de Arbuckle, las enormes botas habían sido de los pies de Ford Ster-
ling
7
y el bigote recortado de Mack Swain
8
.
No obstante, en un completo estudio sobre cine cómico de Salvador
Sáinz,
9
de 1996, nos revela que Charles Spencer Chaplin pudo inspirar-
se, al presentarse en la pantalla con esa indumentaria, en sus años de tra-
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