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El Sr. Kawabe nos dice que ahora ya no puede trabajar a gusto
sólo con máquinas eléctricas y motosierras.
Ha vuelto a los orígenes:
«!Quizás pueda parecer rudimentario, pero trabajo
más a gusto con la maza y las gubias!».
Con las gubias rompe y desgaja la madera roja de las sabinas.
Así, sigue poco a poco las huellas del crecimiento del árbol,
leyendo la historia de su vida en la naturaleza.
«La gubia, descubre poco a poco el pasado del árbol,
haciendo renacer su verdadero espíritu.»
El TRABAJO DE LA MADERA SECA
Trabajo de la madera seca de dos sabinas - 2
Trabajo a mano, con tenazas y gubias - 4
Preparación para el acabado con arena - 7
Galería de madera seca - 10
NÚMERO 6
V Congreso Internacional
MISTRAL BONSAI y
IV PREMIO OLEA - 12
En este artículo, por primera vez, se detalla com-
pletamente el proceso de trabajo de la madera
seca. Estas técnicas quedan muy lejos de los que
van quemando la madera con sopletes, arrancan-
do jironcitos con ayuda de unas pinzas, o destru-
yendo la madera con fresas y «samuráis».
La mayor parte del trabajo se realiza sin máqui-
nas, con la única ayuda de un martillo y unos
cuantos formones que desgajan la madera descu-
briendo las formas naturales que se esconden en
su interior.
En este artículo también por primera vez en
una revista, se explica, en paralelo, el proceso
de trabajo realizado sobre una sabina japone-
sa (Juniperus chinensis) y una sabina europea
(Juniperus phœnicia). Es importante destacar que
el trabajo es exactamente el mismo sobre las dos
sabinas, y que el resultado es plenamente equiva-
lente. El trabajo de la parte superior de las pági-
nas (fondo amarillo) se realizó en Oomiya, Japón,
y el de la parte inferior de las páginas en Coma-
ruga, Catalunya. Para los dos trabajos se contaron
con las herramientas equivalentes que hay en
las dos casas de bonsái, pero la última parte del
proceso difiere un poco en cuanto a las máquinas
utilizadas. La forma de trabajar la madera seca
que nos muestra el Sr. Kawabe, autor de los dos
trabajos, se demuestra eficaz en ambos casos, a
pesar de las ligeras diferencias de dureza y color
en cada caso.
Ponemos en sus manos un pequeño tesoro, confia-
mos que ustedes sabrán apreciar su valía.
Josep M. Miquel
El gran árbol padre del que salió nuestro pequeño árbol
En 1998, después de injertarlo, se esperó a que
los injertos de ramas y raíces agarraran, para
partir este árbol en otros siete pequeños.
Durante este periodo, cuando ya empezaban a
agarrar, se frenó el riego de las macetas en los
injertos de rama, así se forzó a los injertos a co-
Parte D
Parte E
ger la savia del patrón.
Por otra parte, en los injertos de raíces, cuando ya empezaron a agarrar, se
fueron podando poco a poco las ramas de las espigas, así se aceleró el aga-
rre de las raíces. Una vez los injertos fueron seguros, se dividió este árbol
en otros siete más pequeños.
(Ver Bonsái Pasión n.º 1)
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El árbol protagonista del presente trabajo.
Parte F
El árbol injertado que se sacó de la parte C.
Parte A
Parte B
Parte C
Hace cinco años que injertó las raíces y ramas. Lo previsto era obtener seis árboles (ver Bonsái
Pasión n.º 1) pero uno de ellos se secó por lo que realmente han quedado sólo cinco.
La parte F se secó, muriendo el injerto.
El árbol injertado que se sacó de la parte B.
Una parte de esta pieza estaba oculta
dentro de la tierra.
El árbol injertado que se sacó
de la parte E. Se injertó con ramas de
la variedad Itoigawa.
El árbol injertado que se sacó de la
parte D.
Parte A. Esta pieza es la antigua parte principal del tachiagari
(zona del tronco que va desde la raíz hasta
la primera rama). Febrero 2003, antes del trabajo
de la madera seca. Altura 103 cm, ancho 100 cm.
Recordemos cómo fue injertado
Injerto de las nuevas raíces
(1) Con una fresa a medida hacemos una ranura en el tronco, en la parte a
injertar
(2) El corte llega hasta la madera, el grosor de la ranura es aproximada-
mente el mismo de la espiga.
(3) Con una cuchilla de injertar, pela la corteza de la espiga por la parte
que ha de encajar en la ranura.
Injerto de las nuevas ramas
Repasemos la técnica de
injerto de raíces y ramas:
no es nada difícil.
Lo más importante es el
buen ajuste de patrón
y espiga, pero también es
importante el seguimiento
de los injertos, hasta que
la savia los haga prender.
(4) Ajustamos la espiga en la
ranura, de modo que las ca-
pas de cámbium de ambos
lados coincidan.
Si queremos engrosar la
base del tronco en una parte
que ahora está delgada, este
injerto es la mejor manera
de conseguirlo.
(5) Podemos injertar las nuevas ramas transversalmente.
(6) Después de ajustar, atamos fuertemente la espiga al patrón, poniendo
un poco de gasa húmeda, para que el injerto no se seque.
Este artículo apareció publicado por primera vez en la revista Bonsái Pasión nº 13
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Trabajo de la madera seca de un
Juniperus chinensis
en Japón
Cinco años después del injerto de
raíces y ramas empieza el trabajo de la madera seca
del tronco (Sharimiki).
Este trabajo está al alcance de cualquier aficionado, que con la
práctica llegará a ser capaz de descubrir el espíritu de la madera,
armado sólo de una maza y una gubia.
En estas páginas los dos trabajos se
desarrollan en paralelo.
Son los mismos protagonistas,
con similares herramientas
pero con diferentes árboles.
(1) Corta con una motosierra la parte superior de
la madera seca, ya que es demasiado larga.
(2) Corta con una motosierra la parte
que se secó.
(3) Antes del trabajo de la madera seca.
Ahora empieza el trabajo de la parte gruesa del tronco.
(4) Antes de empezar el
trabajo.
Hay bastante madera seca.
(5) Empieza el trabajo del formón por la
parte cortada.
Trabajo de la madera seca de un
Juniperus phoenicia
en Europa
(6) Después de desgajar la madera
con el formón, tira de cada pedazo
de madera para que se separe por las
venas naturales.
(7) Para que las mejores
características de la madera
aparezcan, hay que desgajar la
madera de un modo atrevido.
(8) Para separar la madera a lo largo de las
venas naturales, no se puede trabajar con
un solo formón.
(9) Para tirar de la madera nos ayudaremos de unas tenazas
Este trabajo se realizó en Coma-ruga, España.
La sabina fue recuperada en Francia por Thierry Font.
En el momento del trabajo hacía tres años que se había sacado del
monte. El trabajo es idéntico al de las sabinas japonesas.
La madera es un poco más dura, pero las formas son preciosas.
Un ataque de insectos minadores hizo perder una parte de las ra-
mas de esta sabina. El posterior tratamiento ha asegurado su
futuro. Los coleópteros causantes de esta enfermedad atacan
también las sabinas japonesas, en la naturaleza son una de las
causas de los shari de las sabinas.
Las duras condiciones en las que ha vivido el árbol han creado
unos pliegues incomparables.
Juniperus phœnicia,
antes del trabajo.
Para no estropear las hojas durante el trabajo, ata las ramas de
esta manera. Así se trabaja con más comodidad.
Empieza el trabajo cortando las ramas secas demasiado largas.
En el centro de la madera se aprecia un núcleo oscuro que en la naturaleza sería el
que formaría la madera seca, la madera más blanca se pudre.
Desgaja la madera con las tenazas de la
misma forma que en las sabinas japonesas.
Trabajo a mano, con tenazas y gubias
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Para afinar una punta seca de rama, o para mejorar un shari es muy impor-
tante ROMPER desgajando la madera en el sentido de sus fibras, más que
CORTAR, con la ayuda de una herramienta.
(10) Tiramos de la madera roja y dura con las tenazas.
(11) Hay que desgajar la madera seca sin romper las partes vivas.
(12) Corta la parte de la espiga
del injerto de raíces.
(13) La madera seca de los árboles recuperados es bastante dura,
por lo tanto hay que trabajar despacio.
(14) El formón ha de entrar siempre paralelo a las venas de la madera,
para poder despegar la madera de forma natural.
(15) Después de abrirla con el formón,
acabamos de desgajar la madera tirando de ella con las tenazas.
(16) Trabaja la parte cortada,
para dejar una rotura parecida a las naturales.
(17) Coge las puntas de la parte cortada con las tenazas
y tira de ellas retorciéndolas.
(18) Desgaja partes de la madera,
sin perder la forma de las curvas.
(19) Si el ángulo de la parte interior de la curva es
demasiado abierto, la curva pierde fuerza.
(20) Cuando hay que despegar trozos largos de madera,
trabaja poco a poco, tirando repetidas veces.
(21) Cuando aparece la madera del corazón,
dura y fibrosa, las venas destacan más.
Trabajo a mano, con tenazas y gubias
El trabajo es idéntico en las dos especies.
La técnica de más alto nivel se consigue trabajando con la
máxima simplicidad posible. Hay que despojar poco a poco
la madera de sus capas exteriores, para descubrir las formas
que se esconden en su interior.
No hay técnicas diferenciadas para árboles japoneses y
europeos, la técnica del bonsái es simplemente la misma. La diferencia
está entre las buenas y las malas técnicas. Hacer bonsái es comprender
los árboles, trabajar la madera seca es descubrir los tesoros que se
esconden en ella. Este trabajo se basa en la humildad, la prepo-
tencia destroza las formas naturales de la madera.
Poco a poco desgaja la madera hasta llegar al núcleo duro.
Tira de la madera con las tenazas, adelgazando la madera poco a poco.
Para que el resultado sea natural, hay que trabajar sin prisas.
Las formas de la madera empiezan a definirse lentamente.
Continuación del trabajo a mano de la sabina japonesa
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(22) Transforma esta corta rama en un jin.
Trabaja con un formón abriendo desde la punta, para afinarla.
(23) La rama se adelgaza cada vez que desgaja un trozo de madera.
(24) Empieza por la parte inferior, para conservar una punta de jin natural.
(25) La mayor parte del trabajo de la madera se hace
con el formón y el martillo.
No es un trabajo muy rápido, pero es la única manera
de hacerlo bien.
(26) Trabaja bien la madera hasta la base del árbol.
(27) También trabaja la parte gruesa de la madera
seca del tronco.
(28) Aprovecha al máximo las formas naturales de la madera de
este árbol, que es su mejor cualidad.
(29) En las partes más viejas, sólo corrige los cortes
o roturas artificiales.
(30) En las partes poco atractivas de la madera natural, también altera ligera-
mente la forma, para mejorar su movimiento.
Continuación del trabajo a mano de la sabina europea
Tira de las fibras de la madera con las tenazas.
La madera es bastante más dura que la de las sabinas japonesas,
pero el Sr. Kawabe encuentra que su forma de romperse es idéntica.
A diferencia de las sabinas japonesas de madera tan roja,
la madera de esta sabina tiene un bonito color amarillo marfil.
Las líneas de la madera están muy juntas.
Poco a poco, desgaja la madera tirando de las puntas.
A veces se desprende una tira de corteza que deja al descubierto
unas bonitas formas escondidas en la madera.
El clima seco y las duras condiciones en las que viven estas sabinas, hacen
que su madera sea muy dura, pero sus formas son también
impredecibles. Estas formas no se pueden crear artificialmente.
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